Hay un famoso refrán que dice «EN CALMA DE MAR NO CREAS, POR SERENO QUE LO VEAS»
Navegar con mal tiempo significa encontrarnos con condiciones adversas de viento, mar y lluvia en algunos casos, tal y como está ocurriendo estos días.
No debemos tentar a la suerte y salir a navegar en estas condiciones, y más aún, si ello no es necesario. Pero si te pilla navegando o trabajando, resulta práctico seguir estos consejos:
Debemos preparar la embarcación para soportar el mal tiempo, trincando todo lo que pueda moverse y despejando el barco de objetos sueltos. Comprobar que las escotillas y tambuchos están perfectamente cerrados, principalmente los de proa.
Para movernos por cubierta, inclinar el cuerpo hacia el interior de la embarcación, siempre sujeto a un punto resistente del barco y desconfiando de asirnos a los candeleros. No dudar en avanzar a cuatro patas. Debemos hacer uso de los arneses, si los llevamos.
Obligar a todos los tripulantes a abrigarse más y ponerse el chaleco salvavidas. Mantener en cubierta el imprescindible número de personas, alojando al resto en el interior de la cabina y sentados.
Ajustar la velocidad y/o el rumbo de la embarcación a las circunstancias.
Avisar a todos, con antelación, de la llegada de olas más grandes y de los cambios de rumbo y/o velocidad.
Aunque en días de mala mar, ¡mejor quedarse en casa!
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